Fui llamado a filas el quince de abril el segundo reemplazo del año 1971. Era un lunes, el despertador sonó a las seis de la mañana, me tome un café con leche y mi madre me preparó una bolsa de deporte con unos bocadillos de chorizo y salchichón, también me puso unos paquetes de tabaco marca ducados y con todo esto nos despedimos en la puerta con un beso y un abrazo, nos dijimos adiós. Me dirigí caminando a la estación de Godella para coger el tren de cercanías, que pasaba a las siete horas hacia Valencia capital.

En la estación nos encontramos varios quintos entre ellos mi buen amigo y vecino Sebastián. El viaje se nos hizo corto, hablando y fumando llegamos a Valencia. Todavía no había amanecido cuando bajamos en la estación del puente de madera, y nos dirigimos todos juntos hacia La Alameda, donde se encontraba el cuartel de la caja de reclutas y mientras caminábamos, el día empezó a amanecer radiante y soleado, de esos de primavera, caminamos durante unos treinta minutos.
Al llegar al cuartel de La Alameda nos situaron en un patio con una explanada grandísima llena de reclutas, unos dos mil aproximadamente y en la puerta había unos cien camiones aparcados. Serían las ocho y unos soldados auxiliares mandados por un capitán esperaban a que fuésemos llegando y al mismo tiempo nos iban formando. Cuando estábamos todos formados, el capitán comenzó a pasar lista -fulano de tal- -presente!, -fulano de tal-aquí estoy!- y así sucesivamente hasta terminar la larga lista de reclutas llamados a filas.
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Calatrabo y sus compañeros
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Nos organizaron en dos sectores, uno Bétera y otro Marines. Cuando fuimos nombrados nos tuvimos que separar porque a mi amigo Sebastián le tocó Bétera y a mí me toco Marines. Creo que yo tuve mas suerte porque el campamento de Marines estaba recién inaugurado y todo relucía como nuevo y sin estrenar como si se tratara de un hotel de cuatro estrellas, en cambio Bétera era un cuartel ya viejo.
Mientras el capitán seguía nombrando uno detrás de otro nos entregaban un grandísimo petate para guardar toda la ropa, fue el momento de comerme el bocadillo de salchichón que me había preparado mi madre. Serían ya las once y el capitán seguía nombrando, cuando por fin terminó de pasar la lista le faltaba un recluta llamado Juan Sánchez, el capitán no hacia más que nombrarlo, - Juan Sánchez!- -Juan Sánchez- y nadie contestaba.
A las doce el capitán dio orden de subir a los camiones. Cuando estábamos todos arriba y a punto de marcharnos, apareció por la puerta ese tal Juan Sánchez y el patio enmudeció, el capitán se le quedó mirando con cara de perro y pocos amigos y se dirigió a él -¿que te ha pasado?- y el tal Sánchez con un bocadillo debajo del brazo y muy tranquilo, le contestó -pues mira amigo, que me he dormido-.
Arrancaron motores y nos dirigimos hacia el campamento de Marines, así comenzó mi servicio militar en el Cir 7 de Marines -Valencia-, campamento de Marines matadero de reclutas, como más tarde cantaríamos en la canción.
A las doce el capitán dio orden de subir a los camiones. Cuando estábamos todos arriba y a punto de marcharnos, apareció por la puerta ese tal Juan Sánchez y el patio enmudeció, el capitán se le quedó mirando con cara de perro y pocos amigos y se dirigió a él -¿que te ha pasado?- y el tal Sánchez con un bocadillo debajo del brazo y muy tranquilo, le contestó -pues mira amigo, que me he dormido-.
Arrancaron motores y nos dirigimos hacia el campamento de Marines, así comenzó mi servicio militar en el Cir 7 de Marines -Valencia-, campamento de Marines matadero de reclutas, como más tarde cantaríamos en la canción.
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Calatrabo soldado
Otro día os contare más cosas de la mili, me voy a cenar y a ver el telediario de las nueve chaoo.
1 comentario:
Arensiviaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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