Cada época tenia sus juegos, en verano unos y en invierno otros, ya era una tradición que se seguía desde mucho tiempo y se pasaban de generación a generación. Era una forma de vivir la calle y sentirla, al no existir la televisión no había otra forma de divertirse. Os voy a contar algunos de aquellos juegos que nos gustaban y entretenían, hasta la hora de irnos a casa a cenar y las madres nos llamaban a gritos. Estos juegos se jugaban a las edades de siete a doce años.
Eran juegos de niños y siempre había una cantidad de amigos para jugar, recuerdo que seriamos seis o siete los de la misma edad. También venían de las calles de los alrededores los que hacíamos pandilla y siempre íbamos juntos a todas partes y al mismo colegio. Sentíamos la calle Cervantes, como si fuera nuestra, para nosotros la mejor.
“LAS CUATRO ESQUINAS”, había un cruce de calles, calle Cervantes y calle Santa bárbara, donde nos poníamos a jugar. Era juego de invierno, a las seis era de noche, en el centro del cruce había una bombilla sujeta con cuatro cables de alambre, tapada con un plato metálico para que no se mojase, que alumbraba el centro de las cuatro esquinas. Esté tipo de alumbrado es el que tenia todo el pueblo, por las noches se veía muy poco. El juego era el siguiente: Eran cinco los jugadores, uno en el centro y los cuatro restantes, uno en cada esquina. El pagano era el jugador del centro y el que daba la orden de cuatro esquinas y a la de “¡ya!”, cada jugador salía corriendo a ocupar la esquina del costado y el jugador que se quedaba sin esquina, por que otro había sido mas rápido, era el que perdía y se quedaba de pagano en el centro. Así podíamos estar horas y horas sin cansarnos. Las esquinas estaban todas sucias de tanto jugar y de apoyar los pies y las manos.
“ÍDEM FLIKIN” así se llamaba otro juego que decía “ídem, fliki, pastrana y culá”, este juego no tenia limite de jugadores, podían jugar todos los que en ese momento se encontraban allí, también había un pagano que se colocaba pegado al bordillo de la acera y doblado como si fuera un caballo, el resto se ponían en fila uno detrás del otro, el primero era el capitán y el que daba la orden según iban saltando los jugadores desde encima de la acera. El juego era el siguiente: Cuando el capitán decía “ídem”, los jugadores saltaban normal, como si del potro se tratara uno detrás del otro, cuando todos habían saltado, el pagano se alejaba un paso lateral, que es lo que le iba dando esa dificultad cada vez que se iba retirando. Cuando decía, “ídem pastrana”, el saltador tenia que pegar fuerte con las manos abiertas al que hacia de potro. Cuando decía “ídem fliki”, el saltador cuando saltaba al mismo tiempo tenía que pegarle una patada en el culo. Y cuando se decía “ídem fliki pastrana y culá” el saltador tenia que saltar, pegarle con las manos abiertas, pegarle una patada en el culo y una “culá”, eso cuando había una considerable distancia tenia mucha dificultad, entonces el saltador que no podía efectuar el salto correctamente. Pagaba colocándose de potro y comenzando de nuevo la partida, había gente que saltaban más de tres metros, todos unos deportistas.
Todos estos y muchos mas que seguiré contándolos pues habían muchos y no nos aburríamos, nos faltaba tiempo, eso que no teníamos T.V.
Me voy a cenar y ver el telediario de las nueve chaoo.