domingo, 4 de mayo de 2008

El Burro y La Noria

Es verdad que vivimos más años y con mejor calidad de vida, con todos estos adelantos, las tecnologías, las carreteras, las investigaciones médicas … hoy ya no muere la gente de un sarampión o del cólera, ni de muchas enfermedades, que hace cuatro días eran mortales.
Pero también digo, que se vive de otra manera más deprisa y estresada, no tenemos tiempo ni de disfrutar de la vida ni de jugar con nuestros hijos, solo pensamos en trabajar, para cambiar de coche, o poder pagar la hipoteca, esto se ha convertido en otra enfermedad, el síndrome del trabajo, yo entiendo que si se quieren tener todas esas comodidades, cambiar de coche, irnos de puente, de vacaciones, tengamos que trabajar, pero no como burros.

No hace cuatro días como digo yo, que en este país se trabajaban los Sábados, se hacían cincuenta horas semanales. Los Domingos estaba prohibido trabajar, si te pillaban trabajando te denunciaban y tenías que pagar una multa. Se luchó por conseguir las ocho horas y las cuarenta y cuatro, ya no se trabajaban los Sábados, podíamos disfrutar de más descansos la vida era más relajada, te acostumbrabas a vivir según tus necesidades y el jornal te permitiese, te llegaba para el piso, para salir un fin de semana y hasta para el SEAT seiscientos.
Hoy también hemos logrado reducir el horario laboral, a treinta y ocho horas pero no disfrutamos lo mismo, pues si no se hacen más horas de trabajo, no se llega a final de mes, para la hipoteca, para el coche, para los hijos quien los tenga, que esa es otra historia, me viene a la cabeza, un cuento que me contaron y que os voy a contar:




Había una vez un burro atado a una noria de un pozo de agua, que se pasaba los días dando vueltas y más vueltas, sacando el agua del pozo para poder regar, los campos y naranjos, de una finca. De vez en cuando, el patrono le enseñaba una zanahoria, que era lo que más le gustaba al burro, se la ponía delante para que diera más vueltas y dándosela a comer, el burro estaba muy contento pues pensaba: “cuanto me quiere, el patrón que me da lo que más me gusta”. El patrón le daba cada vez más zanahorias, para que el burro diera vueltas y más vueltas, cuanto más vueltas, más agua sacaba. Llegó un día que el burro estaba tan cansado que no podía ponerse de pie, ni caminar, estaba agotado, cuando llegó el patrón lo vió tendido en el suelo y le dijo: “si no das vueltas, no sacaras agua y no te daré de comer”. El burro no podía más pues había estado mucho tiempo atado a la noria, sacando mucha agua y pensó “¿para que he dado tantas vueltas, si no me tengo en pie?”.





Estos son mis buenos amigos PEPE y FRASQUITO. Se han dejado fotografiar para que los conozcáis. PEPE es de CABO VERDE y FRASQUITO de MONTBLANC, TARRAGONA. Ellos no trabajan tanto, PEPE es peón de la construcción, está contento y muy feliz, como FASQUITO que está solo y aburrido pero está libre. Vive bien, come todos los días y no está atado a ninguna noria, solo le falta una novia, la felicidad nunca es completa.
Le cogeis la moraleja: “trabajar menos y vivir mejor”. Vamos los tres ochos: ocho horas de trabajo, ocho horas de dormir y ocho horas de disfrutar y vivir la vida, chaoo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por compartir. Prefiero el Texto hecho por un humano. Se aprecia la creatividad, sencilla, sensible e ilustrativa, excelente moraleja. Como expresan ustedes, "Me habéis ganado el tema"