lunes, 14 de abril de 2008

MIS PADRES ALFONSA Y BERNARDO

Mi madre sacó el genio de su madre Josefa y el porte y la elegancia de su padre Mateo. Le gustaba arreglarse y pintarse, por la calle llamaba la atención su elegancia y su forma de caminar. Los hombres se giraban a mirarla, también le gustaba la lectura, el cine y el teatro. Se ocupó de las labores del hogar. Su oficio fue sombrerera, trabajó mucho tiempo haciendo sombreros y boinas, en aquellos tiempos estaban muy de moda. Tuvo un novio que cuando estaban a punto de casarse lo fusilaron en Paterna. Fue muy traumático para ella, creo yo que desde entonces se trastornó un poco, era muy alegre y le gustaba el divertirse, con ella estaba la fiesta garantizada.



Un día llego a Valencia a la estación del “trenet” en el puente de madera, se dirigió a coger un taxi a la parada, solo había uno libre, le hizo el alto, cuando iba a subir llegó una señorita toda arreglada y muy pintada, y con voz muy dulce dijo “¡TAXI!”, mi madre ya estaba dentro, había llegado antes a cogerlo, el taxista un señor gordo y con bigote largo se dirigió a mi madre y le dijo: “señora bájese usted del taxi”, mi madre le contesto que ella lo había parado antes y no se bajaba, el taxista se puso chulo y le dijo, “señora el taxi es mió y yo subo a quien yo quiero”, al girar la cara mi madre no se lo pensó dos veces y le dio un puñetazo en todos los morros que dejó al taxista todo esparramado y dolorido. Y diciéndole “es usted un tío grosero”, se bajó del taxi, cerró la puerta y se fue a coger el tranvía.


Esta era mi madre, murió con ochenta y nueve años en Bétera. Está enterrada en Godella, junto con mi padre, que fue pintor decorador, un artista. Pintaba de todo, imitaciones, rótulos y fallas. En la guerra se quedó sordo a la explosión de un obús. Su afición era la lectura, jugaba al dominó. Fue muy trabajador. Se jubiló a los sesenta y cinco años, le quedó muy buena paga junto con la indemnización de la guerra civil, luchó por el bando republicano y se tuvo que exiliar de su tierra malagueña a Valencia. Aquí conoció a mí madre, con la que se casó y tuvieron dos hijos, mi hermana Carmen y yo. Celebraron las bodas de oro y reunieron a toda la familia de mi madre. Tuvo con mi madre una buena vejez. Murió con ochenta y cuatro años el veinte de Noviembre, el mismo día que “su buen amigo” Franco.


Estos fueron mis padres, me criaron bien, no pasé hambre ni calamidades y me educaron con toda libertad, no me inculcaron ninguna idea ni política ni religiosa, gracias a ellos me siento una persona libre, sin perjuicios ni ideas extremistas.

Cosa que he seguido de ejemplo, con la educación de mis tres hijos. ¡Muchos Besos!, donde estéis.

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